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Ansel Adams, 1932 |
Fueron primero concebidos como juegos apócrifos o parodias risueñas con cierto tufo romántico a divanes y cuadros art-nouveau. El ejercicio que consistía en pulsar la misma cuerda una y cien veces, para sacarle todos los matices posibles a la idéntica agotada melodía, naturalmente, se frustró.
Ya sabía yo hace treinta años que no es fácil sacar jugo a secos y agotados frutos. (Lizalde, 1994)
XIII
Publicado en Rosas (1994)
Vive la pobre rosa al día,
como cualquier poeta debutante o maduro,
y gasta todo el gordo caudal de su fragancia
en el más corto tiempo,
con todo el corazón, pues ella misma
-la rosa escribe a veces casi con sangre-,
única flor que late, dice un herbolario,
es corazón rojo y enfermo,
toda corzón, rosa encarnada desde su nacimiento.
Se ha demostrado el hecho con estetoscopios
en extremo sensibles,
dispuestos para detectar palpitaciones
aun en seres sin sangre, viejos muebles,
fósiles arbóreos,
e infartos al miocardio en rosas que agonizan.
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